Historia Sra. Damaris

Ahora bien, mi abuela hace remembranza de su infancia, cuenta que los viejos eran incuestionables y orgullosos de su experiencia, ya que la edad avanzada en ese entonces representaba sabiduría. En contraposición a la actualidad, en mi familia la vejez es valorada como un estado más del ciclo vital, con sus características de adaptación, integración y socialización. No obstante, mi abuela considera que es un privilegio alcanzar la senectud, en sus palabras “la gente ahora es afortunada, llegan a viejos, mientras que cuando estaba niña, recuerdo que la gente moría y muchas veces se desconocía la razón”.

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En ese sentido, antiguamente la muerte fue parte de la vida diaria, las personas esperaban que algunos de sus niños y/o niñas, familiares y allegados fallecieran a una edad temprana, lo que denominaban en ese entonces “muerte repentina”, pero con el transcurso del tiempo, los avances de la tecnología, la ciencia médica y aspectos como la sanidad, originaron la revolución de la mortalidad. En efecto, se redujeron las tasas de mortalidad posibilitando que los niños y las niñas alcanzaran la adultez y la vejez.

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Ciertamente, la infancia de mi abuela es la expresión de la sociedad tradicional, donde aún se desarrollaban dinámicas comunitarias, los vínculos eran más fuertes, las familias compartían la cena en el comedor, los adultos mayores tenían la jerarquía en el hogar, era un honor escucharlos, y al transitar a la sociedad moderna, hay un cambio cultural, que genera la internalización de la individualidad. Al respecto, mi abuela define que hoy en día, los abuelos son invisibles, poco escuchados por sus familias, tienden a permanecer aislados y solos, no comparten la cena, cada uno vive en función del tiempo.

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A continuación, mi abuela revela que hace muchos años, cuando era pequeña, a la gente no le inquietaba llegar solo o sola a la vejez, porque ni siquiera pensaban en alcanzar los mayores años de vida. Además, los/as abuelos/as de ese entonces y en el caso actual, los de mi familia, comparten con otros miembros, los vecinos y la comunidad, los cuales proveen apoyo, afecto, ayuda, solidaridad, compañía, etc., generando satisfacción personal, calidad de vida y sentimientos de bienestar.

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Finalmente, mi abuela manifiesta que en su infancia los adultos mayores no acostumbraban a exteriorizar los sentimientos, en sus discursos predominaban temas de religión, política, economía y educación. En oposición a los/as abuelos/as actuales, por ejemplo, mi abuela considera que es una mujer sensible, capaz de expresar sus emociones y constantemente, se transporta al pasado y en ocasiones siente nostalgia, por lo tanto, quisiera retornar en el tiempo, ya que como dice ella “los tiempos pasados fueron mejores”.

 

 

Damaris y Jimena